viernes, 6 de abril de 2012

Los Huevos y el Conejo de Pascua

El Huevo de Pascua
Los Huevos de Pascua son una tradición gastronómica típica de la fiesta de la Pascua, que coincide con el comienzo de la primavera y el renacimiento de la vida.

El origen de esta tradición, el comer huevos al final del invierno, puede residir en la Edad de Hielo. Tras los largos y duros inviernos, cuando las provisiones guardadas estaban prácticamente agotadas, con la llegada de la primavera regresaban las aves migratorias y empezaban su periodo de cría, poniendo huevos. Los hombres aprovechaban estos como nueva fuente de alimentos hasta que el incremento de las temperaturas les permitiera organizar de nuevo las partidas de caza.

En el judaísmo no existe ninguna costumbre asociada al Huevo de Pascua, sin embargo existe el simbolismo de usar un huevo duro dentro del plato (Keará) que se prepara durante el Séder de Pésaj, como una representación del ciclo de la vida que sigue sin interrupciones. Otro posible significado para esta tradición puede ser el fortalecimiento del pueblo judío al dejar atrás sus hogares en Egipto, donde fueron esclavos e iniciar el Éxodo.

La tradición del intercambio de Huevos de Pascua de chocolate es habitual en Polonia, Alemania, República Checa, Eslovaquia, Italia, USA, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y en algunas zonas de México, celebrándose desde hace poco más de 8 siglos. Por su parte, en España existe la tradición de incluir el huevo en las monas de Pascua y otros dulces asociados a estas fechas.

El huevo es un emblema de fertilidad, del nacimiento de una nueva vida, y, al coincidir la Pascua con la estación primaveral, se establece por toda Europa el huevo como símbolo de la Pascua. Por ello, rápidamente se extendió entre los pasteleros la costumbre de elaborar huevos con distintos ingredientes, usando originalmente el azúcar, para, posteriormente usar el chocolate.


En la Edad Media se usaban los huevos de tortuga con las cáscaras decoradas mediante diferentes procesos para el intercambio de huevos. En Medio Oriente todavía se siguen intercambiando huevos carmesí, para recordar la sangre de Cristo. Los armenios los vacían y los decoran con imágenes de Cristo y de la Virgen. Y en Polonia y Ucrania por Pascua, hacen verdaderas obras de arte con cera fundida sobre su cáscara.

Entre los siglos IX al XVIII, la iglesia prohibió el consumo de huevos durante la cuaresma, por considerarlo equivalente a la carne, por lo que la gente los cocía y los pintaba para diferenciarlos de los frescos y poderlos consumir el día de Pascua de Resurrección. Con el tiempo estas tradiciones fueron incorporadas a la festividad de Pascua de Resurrección y hoy en día el huevo de pascua es un símbolo universal. Para muchos, el huevo se asemeja a la resurrección como un símbolo de vida nueva.

El Conejo de Pascua
El Conejo de Pascua es un personaje asociado a la Pascua y que trae los Huevos de Pascua, que a veces se representa vestido. En la leyenda, trae cestas llenas de huevos de colores y dulces a las casas de los niños. Se le menciona por primera vez en la obra de Georg Franck von Frankenau De ovis paschalibus (Acerca de los Huevos de Pascua), que habla de una tradición de Alsacia sobre una liebre que trae los Huevos de Pascua.

Aunque el origen de esta criatura no está muy claro, se supone que se eligió al conejo como símbolo de la fertilidad y la renovación de la vida en la primavera debido a su gran capacidad de procreación. Su uso se remonta a pueblos antiguos del norte europeo que veían en la liebre un símbolo: las fuertes patas traseras de la liebre le permiten moverse siempre hacia arriba con facilidad, mientras que sus débiles patas delanteras le dificultan el descenso.

Desde antes de Cristo, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril. En alusión a esa diosa, en algunos países a la festividad de pascua se la denomina "Easter". The Westminster Dictionary of the Bible (El diccionario Westminster de la Biblia) recoge que Easter era «originalmente la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz y de la primavera, a quien se conocía en anglosajón como Easter». Ya en el siglo VIII los anglosajones habían transferido dicho nombre a la fiesta cristiana que designa la celebración de la Resurrección de Cristo, adaptando el nombre de la fiesta pagana en las tradiciones cristianas. A partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania.

En la tradición se transmite el relato sobre el origen del conejo de Pascua, el que cuenta que en el tiempo de Jesús un conejo estuvo encerrado en el sepulcro junto a Jesús y presenció su resurrección. Al haber presenciado el milagro, al salir de la cueva junto con Jesús, se dice que fue elegido como el mensajero que comunique y recuerde a todos los niños la buena nueva, regalando huevos pintados.

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