jueves, 11 de octubre de 2012

Danza de la Muerte

La Danza de la muerte es un texto que señala lo que se cree se representó y bailó en el siglo XIV y cuya versión castellana es de principios del siglo XV. Conservado actualmente en la Biblioteca de El Escorial, consta de más de seiscientos versos en los que la Muerte va llamando a bailar a distintos personajes: el Papa, el Obispo, el Emperador, el Sacristán, el Labrador, etc. Al mismo tiempo les recuerda que los goces mundanos tienen su fin y que todos han de morir. Este macabro espectáculo se desarrolló en toda la literatura europea, procedente de Francia.

Este macabro espectáculo se desarrolló en toda la literatura europea, procedente de Francia. El tema de la muerte dominó la Baja Edad Media, y frente a ella no había resignación cristiana, sino terror ante la pérdida de los placeres terrenales.

Presenta, por un lado, una intención religiosa: recordar que los goces del mundo son perecederos y que hay que estar preparado para morir cristianamente; por otro lado, una intención satírica al hacer que todos caigan muertos, con independencia de su edad o su posición social, dado el poder igualatorio de la muerte. 

También tuvo expresión artística, mereciendo destacarse los grabados que hicieron Hans Holbein el Viejo (publicados en 1538) y Heinrich Aldegrever (1541). Ya en el siglo XIX, el caricaturista Thomas Rowlandson lanzó otra versión grabada de tono más humorístico cuya influencia se deja notar en autores españoles posteriores, como la Barca de la Gloria, de Gil Vicente, Diálogo de Mercurio y Carón de Alfonso de Valdés, Farsa llamada Danza de la Muerte de Juan de Pedraza, La farsa de la Muerte de Diego Sánchez de Badajoz, Las Cortes de la Muerte de Luis Hurtado de Mendoza y Coloquio de la Muerte con todas las edades y estados, de Sebastián de Horozco.

En el capítulo XI de la segunda parte de El Quijote, Don Quijote y Sancho encuentran a una compañía de cómicos que representan Las Cortes de la Muerte. Finalmente, en el Barroco se encuentran las últimas referencias en los autos de Calderón de la Barca y en los Sueños (1627) de Quevedo. Así mismo varias piezas musicales (sobre todo del siglo XIX) se vieron influenciadas por la temática de la Danza de la Muerte. Una de las más destacadas es la "Danse Macabre" de Camille Saint-Saëns que toma su nombre del francés. En el poema sinfónico un violín solista tocado alegóricamente por la muerte lleva la voz cantante imponiéndose sobre el resto de instrumentos, representación de los mortales. Otra versión de Franz Liszt traducida del alemán (Totentanz) al francés como Danse Macabre no comparte con la temática nada más que el nombre, pues la obra son unas variaciones del tema medieval del Dies Irae para orquesta y piano concertante. El hombre medieval estaba familiarizado con la idea de la muerte y la convirtió en motivo artístico. Las danzas de la muerte se representaban en semana santa. Son alegorías de este tema en el que aparecen personas de todas clases sociales y económicas bailando con esqueletos.

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