Título original: Godzilla: King of the Monsters
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Japón; Legendary Pictures / Warner Bros. / Wanda Qingdao Studios
Director: Michael Dougherty
Director: Michael Dougherty
Guión: Michael Dougherty, Zach Shields (Historia: Michael Dougherty, Max Borenstein, Zach Shields)
Reparto: Vera Farmiga, Kyle Chandler, Millie Bobby Brown, Bradley Whitford, Charles Dance, Thomas Middleditch, Ken Watanabe, Zhang Ziyi, Sally Hawkins, Aisha Hinds, David Strathairn, Randy Havens, Anthony Ramos, Jonathan Howard, Vince Foster, O'Shea Jackson Jr., Marko Caka, Mitch Craft
Sinopsis:
Sinopsis:
La agencia Monarch ha estado buscando y catalogando la existencia de los conocidos como Titanes, cuya existencia salió a la luz en 2014 con la aparición de Godzilla y los MUTOs. Pero un grupo ecoterrista pretende liberar a los titanes en hibernación para destruir la civilización humana y salvar el medio ambiente de la Tierra. Monarch debe ayudar a Godzilla a enfrentarse a otros titanes despertados liderados por el Rey Ghidorah, el dragón tricéfalo considerado como un evento de extinción, el mal definitivo. Sólo derrotando a esta criatura lograrán asegurar la supervivencia de la humanidad.
Crítica:
Gozilla: Rey de los monstruos es una meritoria y aplaudible secuela de su predecesora de 2014 y la precuela Kong: La Isla Calavera. En este caso, vemos como, tras los sucesos de 2014, Monarch ha logrado avanzar en la localización y estudio de los llamados titanes, estando todos en hibernación, salvo Godzilla, que permanece en paradero desconocido desde entonces. La trama se desarrolla en torno a la aparición de un grupo ecoterrorista que decide utilizar un aparato diseñado para controlar a los titanes y así ir liberándolos poco a poco para que destruyan la civilización y provocar un nuevo comienzo de la humanidad salvando la Tierra de la destrucción ecológica. Bajo esta premisa, se presentan una serie de kaijus clásicos que acompañarán a Godzilla como protagonistas: Rodan, el hijo del volcán; Mothra, la gigantesca polilla benefactora y King Ghidorah, el villano definitivo y clásico de las películas de Godzilla.
La película destila una espectacularidad visual, tanto en los combates entre kaijus, que resultan impresionantes, como en toda la tecnología de Monarch y las escenas de destrucción y las ciudades dañadas. Los kaijus son absolutamente sorprendentes y muy bien desarrollados, basándose en los diseños originales y adaptándolos para aprovechar al máximo la tecnología digital de efectos visuales. De esta manera, obtenemos unas criaturas impresionantes muy alejadas de aquellos primeros monstruos que eran marionetas y hombres disfrazados propios de las películas de los años 50 a 70. Además, la historia tiene diversos guiños además de recuperar a los kaijus clásicos: el personaje del Dr. Serizawa (buena interpretación de Ken Watanabe), el sistema de control mental de los kaijus, el origen alienígena de Ghidorah, el Destructro de Oxígeno (arma utilizada en la película original de 1954 para matar a Godzilla) y, por supuesto, aprovechar el excelente tema musical original de Akira Ifukube para la banda sonora. Y es que la música de la película acompaña perfectamente aportando temas épicos y memorables, tanto con la base de Ifukube como mediante los temas compuestos para esta cinta.
Al contrario de lo que sucede en la película de 2014, y recuperando lo logrado en Kong, los protagonistas humanos y su subtrama resultan más interesantes y están mejor desarrollados, por lo que los espectaculares enfrentamientos y apariciones de los kaijus quedan equilibrados por la trama de los humanos. Estos tienen momentos muy interesantes con escenas muy logradas, como cuando tienen que moverse en los entornos donde Godzilla y Ghidorah combaten. De esta manera se magnifica el aspecto épico de la lucha de los titanes, auténticos dioses, fuerzas de la naturaleza imparables para los que los humanos son meras molestias. En conclusión se trata de una película meritoria, digna de esta saga que deja un buen nivel y que honra a las películas originales de Godzilla tomando lo mejor de las mismas y adaptándolo a otros tiempos.
La película destila una espectacularidad visual, tanto en los combates entre kaijus, que resultan impresionantes, como en toda la tecnología de Monarch y las escenas de destrucción y las ciudades dañadas. Los kaijus son absolutamente sorprendentes y muy bien desarrollados, basándose en los diseños originales y adaptándolos para aprovechar al máximo la tecnología digital de efectos visuales. De esta manera, obtenemos unas criaturas impresionantes muy alejadas de aquellos primeros monstruos que eran marionetas y hombres disfrazados propios de las películas de los años 50 a 70. Además, la historia tiene diversos guiños además de recuperar a los kaijus clásicos: el personaje del Dr. Serizawa (buena interpretación de Ken Watanabe), el sistema de control mental de los kaijus, el origen alienígena de Ghidorah, el Destructro de Oxígeno (arma utilizada en la película original de 1954 para matar a Godzilla) y, por supuesto, aprovechar el excelente tema musical original de Akira Ifukube para la banda sonora. Y es que la música de la película acompaña perfectamente aportando temas épicos y memorables, tanto con la base de Ifukube como mediante los temas compuestos para esta cinta.
Al contrario de lo que sucede en la película de 2014, y recuperando lo logrado en Kong, los protagonistas humanos y su subtrama resultan más interesantes y están mejor desarrollados, por lo que los espectaculares enfrentamientos y apariciones de los kaijus quedan equilibrados por la trama de los humanos. Estos tienen momentos muy interesantes con escenas muy logradas, como cuando tienen que moverse en los entornos donde Godzilla y Ghidorah combaten. De esta manera se magnifica el aspecto épico de la lucha de los titanes, auténticos dioses, fuerzas de la naturaleza imparables para los que los humanos son meras molestias. En conclusión se trata de una película meritoria, digna de esta saga que deja un buen nivel y que honra a las películas originales de Godzilla tomando lo mejor de las mismas y adaptándolo a otros tiempos.
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